Somos los leoneses gentes peculiares a veces, tenemos "casi
de todo" y nos enorgullece, pero a la hora de mostrarlo parece que nos
echamos para atrás; que nos diera miedo enseñar "lo nuestro, por si no
estuviese a la altura de lo de los demás". Esto nos conduce casi por
sistema a que sea León una de las grandes desconocidas de España (la ciudad y
la provincia).
En "marketing y publicidad" parece que fallamos los
leoneses de manera estrepitosa, ja,ja,ja,ja...
El jueves 10 de Octubre, el Instituto Confucio de la Universidad
de León nos ofreció una ocasión de remediar un poco esta situación de
desconocimiento de León que se repite en casi todos los campos, no solo en el
folclore.
Celebraba el Instituto Confucio su segundo aniversario en nuestra
ciudad, en las instalaciones de la Fundación Sierra Pambley, con un acto
académico y un concierto, para recibir a la delegación china de la Universidad
de Xiangtan y Barandal se encargó de darles la bienvenida con una pequeña
muestra de nuestras tradiciones, primero en la calle Dámaso Merino y a
continuación en el patio-jardín del edificio.
Posteriormente asistimos al concierto a cargo de la italiana
Isabella Amati (mezzosoprano ) acompañada al piano por la pianista leonesa
Elisa Rapado y del coro Cantarte-León; que nos embelesaron con su buena música.
Nuestra participación fue breve, y por qué no decirlo... sosa,
para lo que solemos hacer. Pero nos advirtieron tanto que los chinos no gustan
de estridencias, algarabías y jaleos y nos impusieron un protocolo de
inclinaciones de cabeza, que tal vez se vayan los representantes de la
Universidad de Xiangtan con una idea algo equivocada de nuestras costumbres. No
vamos a profundizar más en ello, pues donde hay "patrón no manda
marinero" y en una escasa media hora hicimos lo que se nos pidió, con
mucho esfuerzo detrás, por parte de todo el grupo, pues casi no hubo tiempo de
ensayos y pretender que gaitas y dulzainas no suenen fuertes y potentes es casi
como pedirle a un mudo que cante...
Así que desde aquí, nuestra pequeña ventana virtual al mundo, un
aplauso alegre, fuerte, estruendoso y bien sonoro (nada de
"sosainadas") para Pilar de Cabo, que nos condujo en esta aventura
con su saber hacer, sin ahogar en aras del protocolo chino la alegría de
nuestro folclore; a los músicos de Barandal que acabaran siendo virtuosos por
su capacidad de amoldarse a casi todo lo que se les pide y a los bailarines,
que sudaron tanto o más para bailar unos puntos más despacio en aquel césped
que cuando tienen que hacerlo a toda velocidad y a plena solana.
No deberíamos olvidar los leoneses que ya el
Códice Calixtino elogia no sólo nuestra ciudad, si no nuestro carácter
hospitalario y nuestro saber hacer como anfitriones, aunque no entre en
nuestros protocolos andar haciendo inclinaciones de cabeza más que en la fiesta
de Las Cabezadas (y esta se celebra allá por Abril).
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