Fueron los ancianos de la residencia, los niños del colegio y los vecinos del barrio los que con sus calurosos aplausos nos animaron a seguir en esto, que a todos nos apasiona y divierte.
Así pues, encantados de volver un año más a la Residencia Virgen del Camino, encantados con los aplausos que siempre nos regalan y más encantados aún con verles disfrutar bailando unos "agarraos" olvidando por un rato los artrósicos dolores de caderas y rodillas.
Fue una estupenda tarde de lunes, pues además nos sirvió de reencuentro con algunos miembros del grupo que tienen la suerte de tener unas vacaciones de verano muy largas.
Y nos valió como anuncio para la temporada de otoño que se aproxima...
Ya huele León a avellanas, carros engalanados, morcilla, perros mastines y careas... ya huele a San Froilán.
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