Este año, a diferencia del pasado que nos llovió, hacía un calor que como se dice en algunos pueblos "se rajaban las madreñas", ja,ja,ja,ja pero este año no estaba Jorge, que es el que gasta madreñas casi todo el año, ni su familia, que siempre nos dan cobijo y nos invitan a almorzar antes de la actuación.
De todas formas allí encontramos un año más amigos de otros años, que nos siguen y a los que seguimos, como a Mario (un gran rabelista) y con los que pasamos un buen rato a pesar de la solana.
Esperamos volver el próximo año.
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