La gente nos dice que somos un montón, un grupo muy grande, ja, ja,ja, pero realmente asistimos sólo la mitad, más o menos, del grupo, porque estas fechas del verano son muy complicadas... compromisos, familias, viajes, vacaciones, trabajo... y la ¡fiesta de la Asunción!.
A punto de subir al autobús |
La primera parada, antes de llegar al santuario, en Riello, para recordar a los despistados y anunciar a los foráneos que el día 15 de Agosto es fiesta grande en Omaña y que desde hace siglos se reúnen los omañeses en Pandorado. Un pasacalles rápidito, una foto de grupo y "realizado el aviso", anunciada la procesión y la misa en honor de la Virgen, continuamos nuestra ruta hacia Pandorado, tres kilómetros y pico más allá.
No es difícil imaginar cómo sería esta fiesta hace cientos de años, pues conserva el regusto de entonces. Llegamos, saludamos a los conocidos y amigos, que son cada vez más en estas tierras de Omaña, nos preparamos para la procesión , ya están los pendones de los pueblos montados para la misma y en seguida comienzan a sonar las campanas anunciando la salida de la Virgen del templo .
Comienza la procesión en honor a Nuestra Señora La Virgen de Pandorado, encabezada por los pendones de los pueblos de la comarca, mientras las campanas no cesan de tocar a fiesta, nos dirigimos a los campos cercanos.
Desde aquí, a los que no conozcan esta fiesta, les invitamos para el próximo año, pues sigue conservando un regusto leonés digno de no perderse.
A la salida de la iglesia, tras la misa, bailamos para los omañeses y por supuesto, antes de irnos a comer, ¡¡con la gente de Omaña!!.
Se repartieron también el pan y la mistela tradicionales.
Y aquellos de raíces omañesas, que han nacido ya en el "exilio" disfrutaron, se sorprendieron y se fotografiaron con nosotros, descubriendo un pedazo de la cultura y las costumbres de sus abuelos y antepasados.
Nos despedimos de Pandorado hasta el año próximo, donde esperamos volver en 366días (que dicen que 2016 es bisiesto), si no es antes.
Volvimos a Riello, para seguir celebrando este día tan festivo en toda España con una buena comida. Allí encontramos amigos de Promonumenta, que compartieron la sobremesa con nosotros.
Y como el pasado año, para bajar la comida y evitar que se acabase convirtiendo en merienda, fuimos de visita-sorpresa a la residencia de ancianos de Riello, a alegrarles un poco la tarde y a poner el mejor broche final que se puede desear para un día así, la sonrisa y los aplausos de los abuelos... incluso hasta una lagrimita de emoción.
Volvemos a casa cansados pero satisfechos |
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